jueves, 2 de octubre de 2014

DOLORES 13




Bonito dibujo de internet
novela escrita por mi


Al despertar, Rosario alargó su brazo en la oscura habitación.
- ¡Todavía no ha vuelto! -Abrió  la luz nerviosa e impaciente, aquello ya no era normal. Se vistió deprisa, y en zapatillas salió a la calle, dirigiéndose hacia el bar, iba desesperada. No quiso despertar a sus hijas, para que preocuparlas...
Entró en el bar. Llevaba la cara desencajada, Ginés que estaba fregando unos vasos se la quedó mirando no entendiendo.

-Ginés ¿y José? No ha llegado a casa todavía.

Un escalofrío, recorrió la columna vertebral del hombre temiendo lo peor. Recordó que al entrar el día anterior en el bar, algo debía preocuparle ya que incluso le preguntaron por ello.

-Espera, Rosario. Me seco las manos y vamos a buscarle.

La mujer estaba muy nerviosa, también sospechaba que algo grave le había sucedido.

En la calle ya empezaban a transitar algunos vecinos.

-¡Venid, os necesitamos! José no ha vuelto a su casa. -Ginés fue quien habló. La mujer sacaba fuerzas de dónde no las tenía para mantenerse en pie.

Ramiro vio en la calle bullicio, ya sabía el porqué de ello. De pronto se sintió mal, pero intentó dominar su nerviosimo.  Se dirigió hacia el tumulto de personas que por momentos ya se había triplicado. -¿Que ocurre? -preguntó.

-¡José no ha vuelto a casa! -Dijo Rosario muy nerviosa. -¡Por favor, ayúdame a encontrarlo.

Había tanto escándalo,  que salió Zacarías de su casa, y al poco rato allí también llegó Alfonso. Los dos se miraron de reojo, sabiendo cada uno los pensamientos del otro.

Ginés tomó la palabra. -Iremos unos por este lado. -Dijo señalando hacia el río. -Otros que rastreen por allí. -Señaló hacia la otra parte de la aldea.

La mujer acompañó a Ginés y a otros cuántos hombres, entre los cuales se encontraba Ramiro también. Pensó que cuánto antes lo encontraran, antes acabaría su nerviosismo. Bordearon cerca del riachuelo, y un poco más adelante allí lo encontraron.
De la fuerte impresión, Rosario cayó desmayada. Algunos vecinos trataron de reanimarla.
Todos estaban horrorizados. Ninguno esperaba que José hiciera aquello.

Ginés empezó a chillar. -¡Aquí, aquí, aquí está!

Los hombres que habían partido hacia el otro lado, desandaron sus pasos y fueron hacia dónde los llamaban. Zacarías y Alfonso disimularon muy bien, fueron los primeros en dirigirse hacia allí.

-¿Que ha pasado? -¡Joder! -Dijo Zacarías.

-¡Llevaba unos días rarísimo! -Ahora Alfonso.

Ramiro los miraba a hurtadillas, no se podía creer que tuvieran la sangre tan fría.

-¡Criminales!  -Dijo mentalmente, a la par que se avergonzaba de su propia cobardía.

Llevaron a la mujer hacia el bar, la hicieron sentar en una silla. Ginés le trajo un vaso de agua.

-Rosario, bebe un poco.

Mientras tanto, algunos vecinos descolgaban a José. Había pasado toda la noche al raso.

Dolores y Julia se habían despertado a causa de tanto alboroto. Salieron disparadas a la calle. -¿Y nuestra madre? -Preguntó Julia.

-¡Mamá! ¡mamá! -Llamó Dolores.

Fueron al bar de Ginés, corriendo. Encontraron a su madre tan pálida, que tuvieron la seguridad que algo grave había sucedido.
Autora Verónica O.M.
Continuará

4 comentarios:

  1. La historia se va complicando cad día más.
    No me extraña que algún peoductor de Hollywood contacte contigo para comprarte los derechos ja ja.
    Un abrazo.

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    Respuestas
    1. Para Armando
      Si, muy cierto.
      Pues ya saben cómo contactar conmigo, jaja.
      Un abrazo

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La letras, tienen el poder de llevarte a ese mundo dónde todo es posible, deseo te gusten las mias...