Manolo se quedó boquiabierto cundo vio a Carol desnuda, jamás había tenido relaciones sexuales con una mujer como ella, ni nunca había tocado semejante pechuga. Si alguien lo observase pensaría que estaba a punto de caerle la baba, los ojillos también le brillaban demasiado, aunque el no se diese ni cuenta de aquella transformación.
Se pusieron encima de la cama, sin ni siquiera destaparla y encima de la colcha, que pobrecita ella quedaría hecha una pena.
La mujer era de esas que gritan, pellizcan y gimen alto. Manolo se sintió muy macho al ver a la mujer disfrutar de aquella forma. Alucinó con aquella hembra y experiencia sexual, estaba muy seguro poder repetir siempre que quisiera.
-Ay Manolo, Manolo, etc, etc. -Su nombre lo repetía sin parar, con aquel tono de gata en celo. Se besaban con salvaje pasión. Pensó que aquella si que era una mujer como debía de ser, y no como... Se le puso cara de mala leche al pensar en Clara, y para desquitarse volvió a besar a Carol, la mujer estaba felicísima. El sexo para ella era lo más importante que un hombre podría darle. Y Manolo pensaba tanto de lo mismo del sexo contrario.
Al acabar, se quedaron a reposar encima de la maltrecha colcha, que un buen lavado posterior le vendría de maravilla.
Autora Verónica O.M.
Continuará