Antes de hacer cualquiera de las cosas que tenía pensado realizar aquella mañana...
Llamó por teléfono a su amiga Sonia. Esperaba poder hablar con ella. Tenía una vida atareada con las guardias del Hospital, día si y, día también. Las compañeras la apreciaban y, ella que eso lo valoraba tanto... no sabía decir qué no a la hora de hacerles el favor.
Dejó que sonara repetidas veces y, pensando no cogería el teléfono, pero...
—Díme, Clara, qué alegría. —Y era cierta, sin ninguna duda.
—Hola Sonia. Te cojo en un buen momento?
—Si. Hoy no trabajo, amiga, por fin me tomo un día de respiro.
—Me alegro por tí. Y el niño? ya estará bien grandote. Tengo unas ganas tremendas de veros y abrazaros. Ay, Sonia, podriamos vernos pronto?
—Si. Te llamaré y, cuándo solucione quién hará mi guardia. Me deben mil y una. La de guardias que habré hecho... sin ser mías.
Y charlaron un largo rato y, colgaron.
Aquella mañana no le apetecía salir. La dedicaría a la limpieza de muebles y suelos. Pero antes, desayunarå, sin prisas, sin agobiarse.
Hablar con Sonia le vino bien y, estaba deseando qué llegase el día de poderse ver.
Verónica O.M.
Continuará
