Desde otra mesa un hombre la miraba... y nerviosa como estaba no reparó en él.
Y deseaba que el juego empezase y no paraba de mirar los números plasmados en los cartones. Parecía como si los quisiera memorizar.
Al momento ya empezaron a cantar los números. Se le antojó iban muy rápido y se preocupó por si algún número se le podía pasar.
Pero no...
Tachó algunas casillas pero no consiguió completar ni una sola línea.
Pidió más cartones y otro gin tonic y presta a esperar comenzase de nuevo.
Y al rato ya había perdido una cantidad considerable de dinero y su rostro reflejaba decepción. Se levantó de la mesa y dirigió sus pasos a los aseos.
El hombre se levantó también e hizo lo mismo.
Clara se encontró la puerta semiabierta, entró y la dejó tal cual.
Para ir al de caballeros el hombre echó un ojo al de señoras. Lo hizo de forma rápida y la pudo ver mirándose en el espejo y se le antojó qué aunque maquillada no tenía buena cara.
Desde el otro lado del tabique la pudo escuchar sollozar. Y cómo no... intentaría aprovecharse.
Al parecer a aquellas horas de la mañana no activaban la cámara de vigilancia.
Autora Verónica O.M.