domingo, 29 de noviembre de 2009

AQUELLA CASITA 1 ( CUENTO )

Me voy, ya no aguanto mas, la vida tan absurda, que llevamos, Santiago.
Como que no aguantas?
Ya hemos hablado, muchas veces de eso. Ya sabes, porque no aceptas?
Porque eres mi mujer, me importa un pito, la de tonterías, que estás diciendo, muchas quisieran tu suerte.
Pues yo se la regalo.
Eres una desagradecida.
Lo que tu quieras, pero ya no hay nada mas que hablar, me voy.
Dicho esto, entró a la habitación a buscar sus maletas, y salió por la puerta. Fuera un taxi la estaba esperando.
Santiago se quedó allí solo, enfurecido con su mujer, sería tonta la pobre, no querer ser una de las mas admiradas, de la ciudad. Pues estaba lista, si creía que la iría a buscar. Ya volvería, si ya volvería.
Pero pasaron los días y Cristina, no volvía, Santiago estaba un poco de los nervios, pero no, no iba a ceder.
Siguió con su trabajo, era el dueño de una gran joyería. Solo iba a supervisar que todo estuviera correcto, después iba al club, con otros como el. Personas que no vivían nada mal.
Pero el día se hacía tan eterno, sin Cristina, decidió dar un paseo, por las afueras de la ciudad. Bien mirado, no conocía aquella zona. Pues era bastante pobre, el no andaba por semejantes suburbios.
Pero andó y andó, hasta llegar allí.
A la derecha del camino, vio una casita, destartalada, se acercó para curiosear, en la parte de atrás habían unos niños jugando, caía un sol esplendoroso.
Hola niños, estan solos?
No, dijo uno de ellos. Nuestra tía está haciendo la comida, está dentro.
De la casita, al oír hablar a los niños, María salió para ver quien estaba merodeando por allí.
Que desea señor?
Nada, pasaba por aquí.
No creo, que usted viva por aquí, algo buscará?
No, la verdad, no buscaba nada, paré un momento.
Niños ya está la comida preparada, entrad.
Santiago no se iba, así que la buena señora, no le quedó mas remedio, que decirle si quería compartir su mesa, con ellos.
Sin pensarlo mucho accedió, se sorprendió a si mismo aceptando, aquella invitación, tan poco usual.
Los niños entraron, se lavaron las manos y se sentaron a  la mesa, María les sirvió la comida, primero al invitado, a los niños y finalmente a ella.
Una comida muy humilde, se dijo así mismo, pero que estaba buenísima.
Después, hablaron un rato.
No son sus hijos?
No, son hijos de mi hermana, la pobre murió, yo me hice cargo, de ellos siendo muy pequeños.
Se les ve, felices.
Porque no deberían serlo?
No se ofenda, pero no tienen mucho.
Tienen todo lo que tienen que tener, señor.
No me ha entendido, disculpe, lo que yo quiero decir, es que no parece que les sobre demasiado.
Ni nos sobra ni nos falta, tenemos lo suficiente.
Sin pensarlo demasiado, se sorprendió de sus palabras.
Tiene trabajo María?
Algo voy haciendo, limpio algunas casas, con eso vamos tirando.
Pues yo le voy a ofrecer, un empleo mejor. Lo acepta?
Señor, es que no sé, que es lo que quiere que haga.
Mira María, necesito una persona de confianza, para ayudar en casa. Creo que eres la adecuada.
No sé que decir señor. Cuando empiezo?
Cuando tu quieras.
Mañana?
Hecho, mañana. Pasaré a buscarles a eso de las 11 de la mañana.
Se despidió y se fue de vuelta, algo había pasado en aquella casita, tan humilde, se marchó muy satisfecho, sin duda, ahora tendrían mas. Aquello le dio mucha paz interior.
Continuará.....................................................
                                                                         Verónica

3 comentarios:

  1. COMO SIEMPRE ME ATRAPASTE, CORRO A LEER LA SIGUIENTE PARTE...
    ARIADNA B.B.

    ResponderEliminar
  2. ARIADNA:
    Pues espero que tambien te guste. Este cuento, es cortito, de hecho solo tiene 3 partes....
    1 besitooooo

    Beatriz:
    Espero, que cuando la termines, te siga pareciendo bonita.
    1besitoooo

    ResponderEliminar

La letras, tienen el poder de llevarte a ese mundo dónde todo es posible, deseo te gusten las mias...