-Por favor... a uno ya no le dejan ni respirar. En fin, qué vivo de esto.
Carraspeó antes de decir.
-Soy Luis Alfer. ¿En qué te puedo ayudar?
-¿Me gustaría saber, cuando vienes para casa?
Luis, no esperaba para nada aquello. Se había separado de Malena hacía algún tiempo. Pero lo hicieron amistosamente, nada de papeles. Cosa que visto lo visto, se arrepentía enormemente.
-Chica, no se como te lo tengo que decir. De ti no quiero absolutamente nada.
-Eso lo dices para hacerte el machote, pero yo sé que me quieres.
-¿Qué te quiero dices, pues menuda imaginación tienes? Anda pesada, no interrumpas mi trabajo. Qué después, la pasta que te paso bien la quieres.
-Te arrepentirás granuja. Por ahí algunos me rondan, algún día me verás con otro del brazo. Llorarás al perderme para siempre.
-Qué te crees tú eso. Cuando quieras haces la prueba, si hasta te animo... hazlo, hazlo, hazlo, hazlo.
Y como Malena no tenía intención de colgar, él lo hizo.
Ella al darse cuenta.
-Esta me la pagas, junto con la paga que te saco todos los meses por no hacer nada.
Ella lo sacaba de quicio.
-Ojalá pronto, se eche un novio y a mi me olvide. ¡Jesús, qué cruz!
Autora Verónica O.M.
Jaja el trabajo es lo primero jaja, besos!
ResponderEliminarPara Silvo
ResponderEliminarEso es Silvo, lo primero. Sino no se sacan dos sueldos, jaja
Besos, muy buena noche