jueves, 5 de agosto de 2021

Adolescencia capítulo n°55 y 56

JEREMY Y YOLANDA 55

Escuchó a su abuela trajinar en la cocina. Se levantó de la cama y encima de su pijama veraniego se puso una bata de manga corta y de un tono malva. 

-Buenos días, abuela, deja que te ayude.

-No es necesario, Yoli. Siéntate que te sirva el desayuno.

-Te quiero mucho, abuela. -La abrazó rodeándola con sus brazos.

La mujer estaba que no cogía en su piel al tener a su lado a su querida nieta, tan bonita y cariñosa. Era más de lo que pudo soñar. 
-Tunanta, yo también te quiero y no sabes cuánto...

Desayunaron, un café con leche y unas magdalenas caseras que la abuela había preparado el día anterior.

-Pediré hora para que te visite la comadrona del pueblo. Ya va siendo hora de que lleves un control.

Los ojos de Yolanda se entristecieron, pero sólo unos segundos. Pensó, que su abuela no tenía ninguna culpa de lo que a ella le sucedía. Era culpa del amor. Aquel que sentía por su amigo de la infancia, su adorado Jeremy, por el que lloraba todas las noches.

La semana paso rápidamente. Se ilusionó pensando que María vendría a visitarla. Quizás su novio Israel viniese también.
Autora Verónica O.M.
Continuará

JEREMY Y YOLANDA 56

Llegó el ansiado domingo y Yolanda se levantó temprano. Con los nervios de volver a ver a María apenas pudo pegar ojo. Su amiga la llamó el día anterior confirmando de que vendría también Israel.
Interiormente se alegró por ellos. Pero también se entristeció por ella misma. Era tan desgraciada sin el amor de su chico. Con el que había pensado algún día formar una hermosa familia.

Se duchó  y vistió muy mona. Su tejano favorito con un top de colores muy vistosos y que a su rostro daban vivacidad.
El maquillaje apenas perceptible (nude) y estaba guapísima. 
El mes siguiente cumpliría los diecisiete.

Después fue en busca de su abuela y la encontró preparando un suculento desayuno para las dos.

Desayunaron y hablaron de cosas triviales pero que llenaron el tiempo de forma agradable.

Sobre las once de la mañana sonó el timbre de la puerta.

-Abuela, abro yo.

Y al abrirla se encontró a María e Israel con sus amplias sonrisas. Se abrazaron los tres a la vez y muy contentos de estar nuevamente juntos.

Mientras tanto alguien observaba no lejos de allí y su corazón golpeaba fuertemente en  el pecho. 
Autora Verónica O.M.
Continuará 

6 comentarios:

  1. Dar por hecho las cosas sin contrastarlas causa mucho daño a todas las personas. Todo sigue con el sufrimiento por una parte y en estos capítulos la alegría de ver a los amigos y el cariño de la abuela.
    Cada vez está más interesante.
    Abrazos.

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    1. Si, tienes toda la razón...
      Queda muy poco para finalizarla, ya me dirás si mereció la pena leerla.
      Abrazos, buena noche.

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  2. Pobre Yolanda, no sabe lo que le espera en la vida, pero bueno, buen capitulo. Saludos.

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    1. Gracias Sandra, ya verás como no será tan duro.
      Saludos 🌺

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La letras, tienen el poder de llevarte a ese mundo dónde todo es posible, deseo te gusten las mias...