Lorenzo trabajaba en una empresa metalúrgica. Su turno de trabajo, era de ocho de la mañana a cinco de la tarde. Por lo tanto, se quedaba a comer al mediodía en el comedor de dicha empresa.
Su trabajo era de planchista ( reparaba piezas que salían defectuosas ) no era muy bueno en ello.
De catorce horas a quince iba a comer, junto con muchos compañeros.
Allí estaban las mesas ya preparadas con sus vasos, sus jarras de agua, sus servilletas, cubiertos, y fruta. Qué podía ser plátanos, naranjas, peras, manzanas, melocotones etc.
En cada mesa, había dos grandes perolas de acero inoxidable con potaje. Cada día cambiaban el menú.
Acababan de comer el primer plato,y les servían el segundo. Qué podía ser pollo, judías con butifarra, filetes, etc.
A medida que iban terminando de comer, las personas se iban levantando de las mesas, dirigiéndose unos al bar a tomar un cortado. Al acabar de tomarlo, jugaban al dominó, parchís o juego de la oca. Otros salían al patio a tomar el sol, si el tiempo era bueno, otros se dirigían a la sección donde trabajaban, esperando para volver a reiniciar su trabajo.
Lorenzo, procuraba hacerse el remolón en el comedor.
Cuando ya nadie quedaba en él, sacaba de su bolsillo una bolsa de plástico que llevaba muy bien doblada. Y en ella, se disponía a ir metiendo toda la fruta que quedaba en las mesas.
Iba de mesa en mesa, la operación la hacía rapidísimamente. Nadie lo había visto, ya que los camareros estaban en el bar sirviendo los cortados a sus compañeros.
La bolsa la guardaba en su taquilla, junto con su ropa.
Cada día hacía la misma operación, hasta que un día el jefe del comedor lo vio. Le llamó la atención. Y ahí se le acabó el chollo al amigo Lorenzo.
FIN
Autora Verónica O.M.
Pues seguramente, si hubiese pedido permiso, le hubieran dejado recoger la fruta que sobraba.
ResponderEliminarCURRO:
ResponderEliminarEsa amigo Curro, la misión de los camareros era de recogerla y guardarla para el día siguiente ¡ ja ja ja ! que vaya a la frutería a comprarla como yo, el Lorenzo es muy listillo.
Un besooo
Pues yo creo que el amigo Lorenzo tenía muchos hijos y una hipoteca del quince, y que seguramente cogía la fruta para llegar hasta final de mes. El jefe de comedor debería haber echo la vista gorda, qué poco corazón.
ResponderEliminarPerdona que te haya terminado el cuento.
Un abrazo, amiga.
MERCEDES:
ResponderEliminarPerdona que te contradiga, este personajillo no tenía hipoteca, no tenía muchos hijos, solo uno, su mujer trabajaba en una buenísima empresa, tenía bastantes bienes materiales.
¡Y quería aumentarlos ! mientras otros compramos la fruta, a el le caía gratis de esa manera, y menudas bolsas de fruta que se había llevado.
¡ Muy listillo, este Lorenzo!
Un besooo
Y si Lorenzo lo necesitaba?...creoe que la empresa después de tantas horas de trabajo...no me parece de recibo darles la fruta de un día para otro y si él tenía familia q alimentar...me parece más justo q se la llevara...estoy con Mercedes, el jefe de cocina pudo hacer la vista gorda...ó es q se la llevaba el tb?. Un beso. Uru.
ResponderEliminarEl jefe de cocina, debe de dar explicaciones en la empresa, no se podía llevar nada, ni permitir que otros lo hicieran.
ResponderEliminarY la fruta se conserva varios días....y mas, con las neveras que ellos tienen.
Este personajillo, no lo necesitaba, te lo aseguro.
Un besooo
Ah pero que viveza la de Lorenzo, mucha gente no tiene límite para el "ahorro" y hace suyo lo que debe quedar para otro. Como soy bien sencible también imaginé su situación como de necesidad, pero he leído arriba que no era así...por lo tanto, yo lo llamaría un oportunista a Lorenzo.
ResponderEliminarBesotes!
Marga
MOMENTOS:
ResponderEliminarAmiga Marga, es que Lorenzo era muy pillo, asi ahorraba en la cesta de la compra. ¡ ja ja ja!
Era como tu dices, un oportunista.
Un besooo
¡Hola Verónica!
ResponderEliminarUna historia, verídica...
Tenemos muchos amigos Lorenzo.
La necesidad la oportunidad…
De todas formas es un pasaje de la vida.
Un pasaje triste y de hambre…
Saludos de J.M. Ojeda.
P.D. Me gusto, su frescura, su realidad.
Hola Verónica. Hoy leí tu historía, curiosa y sorprendente, puesto que pensé que sólo eso lo hacían las personas mayores, pero bueno, ya veo que se ha ido extendiendo; sin duda que pensaría que la tirarían, pero claro, para tirar están las cosas!, jeje.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pero si la cogia de las que sobraban en las mesas, yo no lo veo tan mal asunto. Peor es que te pongan las sobras de un dia para el siguiente. Creo yo...
ResponderEliminarBesitos
Hola Verónica, me gusta como siempre le encuentras el lado humano y sencillo a tus personajes, también como lo contás de forma directa y rápida
ResponderEliminarJ. M. OJEDA:
ResponderEliminarMuchas gracias, por tu comentario.
Cierto, por el mundo hay muchos personajillos, como Lorenzo, muchos lo hacen por necesidad pero otros muchos, sin necesitarlo recurren a estas artimañas para ahorrarse unos euros.
Espero que te pases por aquí, siempre que gustes
Un abrazo
Carmela Rey:
ResponderEliminar¡ Hola amiga ! seguro que el Lorenzo sabía muy bién que la fruta, no la tiraban.¡ ja ja ja !
Tienes mucha razón, antes personas mayores hacían esas cosas, pero parece que se ha propagado como los virus ¡ ja ja ja !
Un besooo
KHARMEN:
ResponderEliminarCuando compras fruta, la que no te comes en el día, la tiras? seguro que no. Pues en las empresas la fruta, no la tiran tampoco, y si la fruta está en condiciones al día siguiente se vuelve a poner, eso no son sobras, las sobras son las que quedan en la perola, esas si que se tiran. ¡ ja ja ja !
Un besooo
Yo...
ResponderEliminarGracias amigo. Pienso que los personajillos, que escribo son muy reales. Y muchas personas se pueden ver reflejados en ellos.
Me estoy acordando del seudónimo que me has puesto. Alguna vez podré utilizarlo? Spain suena bién
¡ ja ja ja !
Un besooo