sábado, 24 de julio de 2021

Adolescencia capítulo n°46

 Capítulo n°46    
                     
De pronto,  Yolanda dejó de llorar y sorprendió a sus padres con lo que dijo. 
-Quiero ir a vivir con la abuela.
-Lo dijo en tono alto,  no lo hizo premeditadamente pero podría parecer como si quisiera imponer su voluntad,  pero quien la conociese de verdad se daría cuenta de que no era así. Le había nacido sin pensar.

-¿A vivir con la abuela? - preguntó la madre.

-¡Si, quiero irme con ella!

Al padre le cambió de repente el color de la cara y el gesto. Pero quedó en silencio, pero la procesión la llevaba por dentro.

-¿Y porqué si puede saberse? 
-Nuevamente preguntó la madre.

-Porque me quiere y seguro que ella me entiende. Además no quiero que me vean así algunos amigos, incluído Jeremy. No quiero nada con él.

Ahora el padre ya no pudo mantenerse callado y con gesto altivo espetó. -Eso ni te lo crees, Yolanda. Ahora mismo voy a hablar con él y con sus padres. Este no se va a ir de rositas.

-No irás porque yo no quiero, ni ya le quiero.
 -Y sin poderlo evitar, nuevamente se puso a llorar.

-Bueno, no nos exaltemos. Cuando estemos más calmados  buscaremos una solución. -Esta vez fue el padre quien lo sugirió.

Yolanda se levantó del sofá y marchó corriendo a su habitación. Se escuchó un gran portazo al cerrar la puerta.

-Déjala, mujer, que se vaya, seguro que mañana verá las cosas de otra forma. Además tú y yo tenemos que hablar.

-¿De qué?

-De mi madre. Hace mucho tiempo que no tenemos contacto,  tú eres cabezota y ella también, pero si partimos de la base que fuiste tú quien se enfadó  con ella...

-Pero con motivo.

-Con motivo o sin motivo, ya es hora de que hagáis las paces.  Además ahora mismo voy a llamarla por teléfono te guste o no.
-Y dicho y hecho, fue hacia el teléfono...
-Ring, ring, ring, ring. Sonó  unas cuantas veces.

Al otro lado del hilo telefónico habló una voz muy conocida. Y una punzadita sintió en el corazón.

-¿Quien es? -preguntó la mujer tímidamente.

-Soy yo, madre.

-Hijo, qué alegría me has dado, cuanto tiempo sin oír tu voz. Te hubiera llamado pero no  quería que tuvieras problemas con tu mujer.

-Madre, parecéis niñas, y ya sois bastante mayorcitas las dos.

-Y yo más por supuesto. Soy una pobre vieja que pronto va a estirar la pata.

-No digas tonterías. Te he llamado para hablarte de mi hija.

-¿Qué pasa con mi nieta? 
Preguntó alterada.

-No te asustes que ahora te cuento.

Estuvieron hablando como una media hora. Al despedirse quedaron en verse después de algún tiempo y sin tener apenas contacto.

En el fondo ambos estaban contentos y aquella situación los iba a unir de nuevo.
Autora Verónica O.M.
Continuará

                

6 comentarios:

  1. Nuevos actores en escena. Las rencillas suegra y nuera pueden hacer saltar chispas.
    Abrazos.

    ResponderEliminar
  2. Puede o no.
    Los malentendidos cuánto antes se solventen mejor. La vida da mil vueltas...
    Abrazos, buen día 😀

    ResponderEliminar
  3. Dicen que a las suegras no se les quiere y es hay suegras muy pesadas..... Saludos amiga.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si, se dicen muchas cosas, pero me consta que la mayoría no son verdad, je,je.
      Saludos amiga, buen día 🌹

      Eliminar
  4. Una situación difícil abre el camino para la solución de otra. Un abrazo. carlos

    ResponderEliminar

La letras, tienen el poder de llevarte a ese mundo dónde todo es posible, deseo te gusten las mias...