Al poco, la tila estaba servida.
Rodolfo se sentó enfrente de su amigo, esperaba que soltase la lengua, estaba intrigadísimo con lo que le iba a contar.
El entristecido Vidal, endulzó la infusión y al primer trago se quemó por no dejarla enfríar. Se quejó unas pocas de veces, pero de lo otro no soltaba prenda. Una vez tomada se echó a llorar, estando más tiempo del necesario.
A cada rato, Rodolfo más nervioso por saber y de buena gana le hubiese soltado un mamporro.
-¡Ay, qué desgraciado soy! Adelita es un pendón desorejado, la pillé infraganti.
No sabe la de cosas que tuve que escuchar. Vos ya me lo decía y yo ni caso. Debería pegarme un buen pescozón.
Solo le faltó que él se lo pidiese, con las ganas que tenía...
Y se lo pegó con toda su fuerza. Le había dado en la cocorota. - ¿Qué es eso pensarán? en su dura cabeza.
-¡Tranquilícese! Dijo asustado de su propia reacción. - No me hizo caso y ahora me viene llorando... es un zorrón y cómo tal se ha portado. ¿Qué esperaba? las hembras cómo ella sólo sirven para lo que vos sabe y uno con ellas no se amanceba.
Vidal tocó su dolorida cabeza y se encontró que ya le había salido un buen chichón. - ¡Qué desgraciado soy! - repitió de nuevo, lloriqueando.
-¡No se queje tanto! que vos lo ha provocado...
Autora Verónica O.M.
Continuará
Rodolfo se sentó enfrente de su amigo, esperaba que soltase la lengua, estaba intrigadísimo con lo que le iba a contar.
El entristecido Vidal, endulzó la infusión y al primer trago se quemó por no dejarla enfríar. Se quejó unas pocas de veces, pero de lo otro no soltaba prenda. Una vez tomada se echó a llorar, estando más tiempo del necesario.
A cada rato, Rodolfo más nervioso por saber y de buena gana le hubiese soltado un mamporro.
-¡Ay, qué desgraciado soy! Adelita es un pendón desorejado, la pillé infraganti.
No sabe la de cosas que tuve que escuchar. Vos ya me lo decía y yo ni caso. Debería pegarme un buen pescozón.
Solo le faltó que él se lo pidiese, con las ganas que tenía...
Y se lo pegó con toda su fuerza. Le había dado en la cocorota. - ¿Qué es eso pensarán? en su dura cabeza.
-¡Tranquilícese! Dijo asustado de su propia reacción. - No me hizo caso y ahora me viene llorando... es un zorrón y cómo tal se ha portado. ¿Qué esperaba? las hembras cómo ella sólo sirven para lo que vos sabe y uno con ellas no se amanceba.
Vidal tocó su dolorida cabeza y se encontró que ya le había salido un buen chichón. - ¡Qué desgraciado soy! - repitió de nuevo, lloriqueando.
-¡No se queje tanto! que vos lo ha provocado...
Autora Verónica O.M.
Continuará
Pequeño cachete le dio, debería de haber sido más duro con su amigo.
ResponderEliminarUn abrazo Verónica.
Ya que le iba a dar que no se quedará corto, ja ja.
EliminarUn abrazo
Falta que aprenda la lección y no reincida.
ResponderEliminarBesos, Vero 🌻
No te lo puedo asegurar, ja,ja.
EliminarBesos, Sara 🌹
Pobre Vidal, tan ilusionado. Buen capitulo amiga, saludos
ResponderEliminarPuede pasar cualquier cosa, ya verás...
EliminarSaludos, amiga
Hola Verónica.. Vaya par de dos, el sabio, y el desahuciado, podrían montar un negocio.. jeje.
ResponderEliminarUn abrazo..
Dejemos que se lo piensen, ja,ja.
EliminarUn abrazo