viernes, 13 de diciembre de 2019

COMEDIA DIVERTIDA CAPÍTULO N°17

Ya estaba la joven Amada en el balcón de su cuarto, desde
allí veía que Rodolfo ya se iba acercando. Y bajó a abrirle el portón. Su padre ya estaría durmiendo. 
Bajó los escalones de dos en dos, deseosa de besar a su amado y llevarlo para la cama.
Lo abrió sin miedo a ser descubierta. suponía que su padre descansaba a pata suelta.

El hombre no se enteraba de nada, ya que toda su afición la tenía entre sus manos. Hacía ya mucho que la herramienta no le funcionaba, tenía que aprovechar aquella situación tan inesperada.


Después de besarse subieron hacia el aposento, entraron y atrancaron la puerta, no fuera que su padre se despertase y pudiese entrar. Allí le esperaba el vaso de agua y el joven con mucha sed se lo bebió en un momento. 
Se desnudaron y al minuto lo notó un tanto extraño, sus ojillos se le iban poco a poco cerrando. -¿Qué le pasa?

-¡Tengo mucho sueño! Me echaré un ratito, a que se me pase...


Amada entendió lo que había sucedido. -¿Mi padre qué estará haciendo? -Bajó despacito y se puso a escuchar detrás de la puerta de su cuarto. Lo escuchó gimiendo. -¡Qué guarro! 

-Subió de nuevo hacia la suya, Rodolfo estaba muy a gusto roncando y del cabreo lo zarandeó. -¡Aquí lo estoy esperando!

El joven no se enteraba, jamás en su vida había cogido tan plácido sueño.

Amada ya desesperada se echó también en la cama, al rato y aburrida se fue poco a poco durmiendo.

A eso de las ocho de la mañana, al entrar los rayos del sol por el balcón y posarse en la almohada, de pronto se despertó. Su amorcito seguía durmiendo y todavía cabreada lo volvió a zarandear.

El joven fue abriendo despacito los ojos, el sol le molestaba muchísimo. - ¿Dónde estoy? -Y a la par se los restregaba, dejándolos cómo un rojo pimiento. 

Amada muy enrabiada no contestó nada.

-Parece que me he dormido. ¿Cómo ha sido?

-No sé. Vos sabrá.

-Recuerdo que tenía mucho sueño, mis ojos se cerraban sin quererlo. 

-Pues, marche. Que ya son las ocho y no hemos hecho nada.

-No se enfade, que a la noche de nuevo vuelvo.

Bajaron despacito y al pasar por la puerta del cuarto de su padre lo escucharon  roncar. Se preguntó por la hora en que se acostaría y dormiría ya que aquel preparado era eficaz para todo, menos dormirse... 

El hombre,  hacía media hora escasa que se había guardado  la herramienta, le echaba fuego de tanta friccion y en dos minutos se quedó frito.

Amada abrió el portón y Rodolfo salió, ella muy mosqueada cerró sin decirle ni adiós.


El joven, se fue caminando, pero parecía ir flotando al tener todavía  sueño. Cuándo llegase... se acostaría hasta la noche, ni  desayunaría  porque temía dormirse con el bocado en la boca y pudiéndose atragantar... 


Al volver a pasar por delante de la puerta y sabiendo a su padre dormido dijo. -¡Qué asqueroso! a sus años gimiendo cómo un cerdo.

De nuevo en su cuarto, de un portazo cerró la puerta, haría lo que le viniera en gana, ya que su padre no se enteraba y decidió seguir en la cama toda la mañana pero de muy, pero que muy mal humor.
Autora Verónica O.M.
Continuará

6 comentarios:

  1. Hola Verónica.. Mujer, pero Amanda, que has hecho, y encima el uno es un cochino, y el otro un palurdo.. No sera que te faltan cualidades, diríamos que "culinarias"..jeje.
    Un abrazo..

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  2. Ya lo imaginaba que esto pasaría,
    pobre de Amada sin nada se quedo
    pero su padre que bien la paso....
    Saludos amiga.

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La letras, tienen el poder de llevarte a ese mundo dónde todo es posible, deseo te gusten las mias...