sábado, 21 de diciembre de 2019

COMEDIA DIVERTIDA CAPÍTULO N°23

La gitana se dirigió hacia la mansión de la joven Amada. Fue discreta y se escondió detrás de un árbol, y empezó a hacer gorgoritos como un canario.  Su canto era un tanto extraño, ya que parecía que aquel pajarillo estuviese enfermo.

La joven se dio cuenta enseguida,  de que aquellos ruidos salían de la garganta de la gitana.  Desde el balcón y con la mano le hizo un gesto para que esperara.

Su padre estaba pachucho y con algunas décimas de fiebre, se había acostado, de eso ya hacía un buen rato.
No había peligro de que se levantase,  pues cuando se acostó estaba tiritando, y todo hay que decirlo como mal enfermo nadie le ganaba. 
-Eso era lo que ella pensaba.

Al momento ya tenía el portón abierto, la gitana no se atrevía a salir de su escondrijo hasta que Amada le diera su permiso.

-¡Hola, Encarna!

-Hola, joven Amada! ¿y su padre? 


-No tema, mi padre está en la cama. Hoy le entró la tiritera, se había acostumbrado a salir a tomar de noche el fresco, se ve que cogió frío, pero seguro que en dos días estará dando brincos.

-Ya sabe que las hierbas para mi no tienen secretos, pero tampoco los sueños, de estas cosas un rato entiendo, me viene de mi tatarabuela. Creo que en alguna ocasión ya le había hablado de esto.

-¡Es cierto! más de una vez vos me lo dijo. ¿porqué me lo vuelve a repetir?

-¡Muy sencillo! he soñado que vos ha cometido una gran equivocación.

Amada no entendía lo que la mujer le decía.

-Lo que intento decirle, es que a su padre le dio la poción de su enamorado y a él la de su santo padre.

Amada se sonrojó al ser descubierta. - Es cierto! pero no fui yo, mi padre cogió el vaso equivocado, accidentalmente Rodolfo el otro se tomó. 
Me di cuenta ya que le entró un gran sopor y al momento un profundo sueño. 


-¿Y su padre, notó los efectos?

-¡Claro! la verdad es que oírlo me daba vergüenza, ya me dirá un hombre de su edad, tan viejo... 

-Pues si es así déjelo que disfrute, que lo que se lleve a la tumba ya nadie se lo podrá quitar.

Y allí estuvieron un rato, y compró lo que en otras ocasiones, mitad para su padre, mitad para Rodolfo. 
Y despidiéndose de la gitana se marchó para dentro.

Al pasar por el cuarto de su padre escuchó detrás de la puerta, se le oía quejándose lastimosamente.

-Está bien, padre?

-¡No muy bien! me parece que de esta no salgo.

-Le preparo algo?

-Me conformo con una tila muy calentitas. 

Le preparó una cocción de tila, y le echó un buen chorro de vino y se lo llevó. 
Al momento se quedó dormido como un angelito de pelo cano. 

Y ella en su cuarto se encerró.
Autora Verónica O.M.
Continuará

4 comentarios:

  1. Que interesante capitulo, se morirá el padre.? o necesitara del vaso con agua del otro día para que se le quite el frío? Espero continuación amiga. Saludos y abrazo.

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    1. Te adelanto de que el padre no morirá, algún día... como todo ser vivo.
      Gracias, amiga.
      Un abrazo 😀🥀

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  2. Muy buen capítulo. Escritura con mayor información, más detalles, con gracia y fluidez. La historia aquí ya calentó motores y va en franca marcha. Te felicito.
    Un abrazo.

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    1. Gracias amiga, es una historia que humildemente me divierte contando...
      Un abrazo 😀🌲

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La letras, tienen el poder de llevarte a ese mundo dónde todo es posible, deseo te gusten las mias...